lunes, 3 de mayo de 2010

"Muy gracioso"

Tengo que reconocer que siempre he sido bastante bromista. La que recuerdo como mi mejor broma fue una que le hice a mi hermano, hace ya unos 20 años, un Día de los Santos Inocentes, el día típico para gastar bromas.
Aunque hace tiempo que no lo hago, siempre he aguantado despierto bastante tiempo por las noches. Y si ya no es así, se debe al matrimonio, ya que a ella no le gusta irse sola a la cama... y uno debe cumplir.
Volviendo a la broma, lo que hice, y fue una idea del momento, fue pegarle hacia adelante una oreja con fixo (también conocido como celo o cinta adhesiva). A continuación empecé a despertarle  (hay que indicar que sería entre las 3 y las 4 de la madrugada). Claro, el pobre me habló, pero sin abrir los ojos, preguntándome, con una mala vocalización, que qué quería. Yo insistía, llamándole para que se despertase, en que buscase su oreja, que se le había caído. Por fin me hizo caso, y con los ojos aún cerrados se tocó torpemente la oreja de un manotazo, y entonces, rápido como un rayo, se incorporó y abrió los ojos de par en par, volvió a tocarse la oreja y empezó a palpar la cama buscando su oreja, su cara reflejaba algo entre la sorpresa y el terror. Lo repitió un par de veces más, poniendo cada vez más cuidado en lo que hacía, hasta que notó el tacto del fixo en la oreja. Se lo quitó, comprobó durante un par de segundos que su oreja estaba bien y en su sitio, me miró, con una expresión que no sé describir (aunque no he llegado a olvidarla), y me dijo un simple: "muy gracioso". A continuación se volvió a tumbar y se durmió al instante.
Una broma así, con dificultad, se podría superar.

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