domingo, 9 de mayo de 2010

La fama es efímera

Mi señora es maestra de infantil. Y hace unos días me contó una historia que me llamó mucho la atención. Uno de sus niños, que se incorporó a mitad del curso, trajo un día su fotografía (a los niños de infantil, además de ponerles el nombre se le pone una fotografía, para que sean capaces de identificarse ellos mismos y a sus compañeros hasta que empiezan a reconocer las letras).
En esa fotografía, de tamaño carné, tenía puesta una camiseta en la que se le adivinaba parte de la silueta de Bob Esponja. Desde el momento que sus compañeros vieron la fotografía y la camiseta, todos quedaron himnotizados. Pasó de ser el nuevo de la clase a ser todo un ídolo. Era famoso, todos sus compañeros no sabían hablar de otra cosa: tenía una camiseta de Bob Esponja. Fue sin duda uno de los mejores días en su corta vida.
Al día siguiente, recordando lo ocurrido el día anterior, fue al colegio con la deseada camiseta que llevaba cuándo le hicieron la foto. Según mi señora, estaba muy guapo y le favorecía el color. Pero, para su sorpresa, pasó inadvertida para sus compañeros. Este nuevo día, a pesar de llevar la camiseta de Bob Esponja, pasó a ser uno más de la clase.
La decepción que le supuso llevar su camiseta de Bob Esponja, con dificultad, le durará más de unas cuantas horas, ya que los niños tan pequeños tienen memoria de pez e intereses que cambian mucho y muy a menudo. Pero con suerte recordará la experiencia y habrá aprendido que la fama es efímera, y no querrá de mayor participar en Gran Hermano.

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